[Opinión]: RCN, respétese. Caracol, respétenos
Con su peculiar estilo, Pink Sauce comparte sus impresiones sobre los recientes estrenos de los canales de la televisión privada en Colombia pidiéndole respeto al Canal Caracol y a RCN, que se respete.
Mayo ha sido un mes de recambios televisivos. Nuestros canales privados han iniciado sus propios Retos Activia, esos que les permiten mover el tránsito intestinal de cada uno de ellos para darle cupo a más heces, digo, productos nuevos. No comenté en su momento el estreno de Nadie me quita lo bailao, porque justo ese mismo día llegaba a Lisboa a disfrutar de una gran superproducción televisiva: El Festival de la Canción de Eurovisión, donde la RTP fungía como anfitriona. Y me tropiezo con que RCN bloquea contenidos geográficamente. Vamos a ver, señores de las Américas: Si ya es complejo que los vean en Colombia, esta medida, aparte de odiosa, no ayuda para nada a comercializar sus productos.
Igual, no me perdí de nada importante: Nadie me quita lo bailao ha yacido en el fondo de la tabla de ratings desde el vamos. Y con justo mérito para eso: Se siente que es el Todo es prestao del 2018, es decir, la bionovela innecesaria, injustificada, estúpida y sin gracia. Acentos caleños súper forzados (como los de Moisés Angulo o Roberto Cano), la subtrama del nacimiento de Beto Pérez, hijo de una madre soltera, fue digna de las peores pruebas actorales de Protagonistas.
Ni la mejor fotografía o utilería salva este remedo barato de La mamá del 10 -que ya es mucho decir- pero en versión blanca y con el baile en lugar del fútbol. Ómar Murillo con peluca afro debe ameritar cárcel. Los libretos y recursos narrativos son más predecibles que capítulo del Chavo del 8. El efecto espejo ha hecho que nuestros canales nacionales, bionovelas mediante, se vuelvan insufribles clones de los sobreactuados dramatizados de los canales regionales de una forma pasmosa. Recursos trillados como el de “6 meses después” o la oposición de un padre (en este caso, padrastro) a la vocación del personaje central ya los hemos visto más que película de Semana Santa. Si con la subtrama del maltrato infantil pretendían inspirar empatía en el público, a mi me pareció un truco de lo más vulgar.
No, RCN, necesitas hacerte respetar más. Y eso no se va a lograr lanzando productos tan mediocres, ni con comerciales donde pongas a bailar hasta a Fernando Niembro. Así no. Hay gente que ya merece ser puesta de patitas en la calle ante tanto fracaso junto. Fulminantemente. Y sin carta de recomendación. Igual, solo les queda ir a pedir posada en el Uno o en Caracol.
Ah, Caracol, el sobrevalorado líder de audiencias que se da el lujo de lanzar concursos de cantantes infantiles de cuyos ganadores nadie se acordará en menos de una semana. Y claro, vuelve a la carga con el decimoquinto Festival en Guararé, digo, temporada del Desafío. Vuelve a Cap Cana y vuelve con más de lo mismo de sus 14 versiones anteriores. O bueno, sin ir tan lejos, como la versión del año pasado. O sea, en menos de un mes, se volverá un melodrama digno de vil telebobela turca con algún participante que reingrese porque sí y porque no, los complots, y el desfile de tetas, culos, entrepiernas y tatuajes.
De nada vale que Catalina Aristizábal se vista cual Ruslana para hacer remembranza de las 14 temporadas anteriores, si cada una es peor de infumable que la anterior. Ya deberíamos descansar de este formato tan desgastado. Tanto como el primer desafío territorial con la clásica prueba de mover una bola pesada, pero esta vez, con fuego. En las respectivas llaves, por orden alfabético. Antioqueños y Costeños llegaron a Playa Alta, Cafeteros y Vallecaucanos les correspondió Playa Plata y a Cachacos y a Santandereanos, Playa Bronce. ¿Flores? ¿Para primavera? ¡Qué original! Como para más INRI, nos vuelven a embutir como por lavado al pesado de Mateo Carvajal, el ganador de la temporada anterior, creando un equipo de “Superhumanos” repitentes. Y claro, no pueden faltar drama queens como Karoline u Óscar. Dos motivos más para no ver esta bazofia. Se le ve demasiado el plumero, señor Martino… Y como no puede perderse la costumbre de eliminar participantes a la carrera desde el debut, el equipo Santandereano ha sido eliminado. O sea, se les fue el 0.000000000001 % del rating de esta vaina. Igual, ya vendría Osmin para reciclar a uno de ellos, estrategia barata ya vista en 2009 y 2017. Por cierto, no sé si era peor Osmin o esta payasada de Radio Desafío. Ni que fuera la voz de Gran Hermano.
Y sigue el sufrimiento con La Vuelta a Rusia en 80 risas. Risas son precisamente lo que no me produce este programa, ni con N2O de por medio. Es hasta denigrante que repita este formato, donde las bellas son solo elementos de mera utilería de unos remedos de humoristas ¿No hay mujeres humoristas? ¿A los de La Floresta no le basta con las vergonzantes previas infinitamente largas del Gol Caracol? ¿Nos creen tontos para pensar que el bodrio de Sin tetas sí hay paraíso 2 “cedió” su espacio para emitir este ladrillo? Caracol podría emitir la franja de colores en ese horario e Ibope seguiría maquillándoles las cifras en su favor, básicamente porque RCN y el Uno no tienen nada que ofrecer.
El cambio de Suso el paspi por Boyacoman no le quita ni un ápice de ordinariez a este formato ¿Qué clase de Harvey Weinstein de bajo presupuesto aprobó esta mamarrachada, cuyo primer episodio parecía una parodia de mal gusto de Alerta Aeropuerto? Ese merecía ser enviado a Siberia en exilio con trabajos forzados, como los chistes de doble sentido del programa. Yo pensé que había visto cosas espantosas y ofensivas a la vista venidas de Rusia con la canción que les representó en Eurovisión este año, pero La Vuelta a Rusia en 80 risas les supera por goleada. Por favor, Caracol: Respétanos ¡No más mediocridad! El rating no lo es todo. Innovar, darle calidad y dignidad al televidente son el camino.