Alejandra Azcárate asegura haber sido discriminada
Alejandra Azcárate en sesión fotográfica. (Canal 1)

Alejandra Azcárate asegura haber sido discriminada

La actriz y humorista Alejandra Azcárate aseguró que fue victima de discriminación en la ciudad de Cartagena.

La reconocida actriz, presentadora y humorista colombiana Alejandra Azcárate denunció ser victima de discriminación en la ciudad de Cartagena.

La noticia fue confirmada por medio de sus redes sociales, donde afirmó que al momento de llevar a su mascota a un Restaurante del ‘Corralito de piedra’ fue víctima de discriminación por parte de los dueños del local.

“Hoy fue un día especial en Cartagena. Digo especial porque por primera vez traje a Mariposa a conocer una de mis ciudades favoritas de Colombia. Todo me imaginé menos que mi perra se fuera a encontrar de frente literalmente una muralla. Nos impidieron la entrada a siete, siete restaurantes del centro. Sí, en pleno casco antiguo nos restringieron el acceso de la manera más fría, incluso grosera y sin mayor sustentación”.

Azcárate agregó que está de acuerdo de que una norma legal regule la entrada de un animal a un restaurante, pero no considera que se le niegue la entrada por que a otras personas les incomoda su presencia.

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“entiendo que la convivencia social establece determinadas normas y que los estatutos de sanidad son rigurosos, lo cual respeto. Sin embargo cuando el argumento es la eventual y subjetiva molestia de ciertos comensales ante la presencia de un animal, me parece ofensivo. Yo no pretendo que compartan con una mascota y menos ajena, pero sí que en determinada zona nos permitan estar sin incomodar”.

Alejandra Azcárate también aprovechó para expresar su desagrado con las personas que no toleran a una mascota, además comentó que le parece de mal gusto cuando una persona trata mal a un empleado por una simple equivocación.

Comprendo que a muchos humanos les fastidien los perros, a mí me fastidian los humanos. Me parece grotesco ver en un restaurante a alguien tratando mal a un mesero, agachando la cabeza hacia el plato para tomar los alimentos, eructando, sacándose de las muelas los restos de comida con un palillo, gritando, haciendo rollos con la servilleta de papel, sonándose en la mesa, escondiendo lo que masticó en el cachete interno como un hámster, sorbiendo los líquidos o dejando los cubiertos separados al terminar.

Hoy fue un día especial en Cartagena. Digo especial porque por primera vez traje a Mariposa a conocer una de mis ciudades favoritas de Colombia. Todo me imaginé menos que mi perra se fuera a encontrar de frente literalmente una muralla. Nos impidieron la entrada a siete, siete restaurantes del centro. Sí, en pleno casco antiguo nos restringieron el acceso de la manera más fría, incluso grosera y sin mayor sustentación. Entiendo que la convivencia social establece determinadas normas y que los estatutos de sanidad son rigurosos, lo cual respeto. Sin embargo cuando el argumento es la eventual y subjetiva molestia de ciertos comensales ante la presencia de un animal, me parece ofensivo. Yo no pretendo que compartan con una mascota y menos ajena, pero sí que en determinada zona nos permitan estar sin incomodar. Comprendo que a muchos humanos les fastidien los perros, a mí me fastidian los humanos. Me parece grotesco ver en un restaurante a alguien tratando mal a un mesero, agachando la cabeza hacia el plato para tomar los alimentos, eructando, sacándose de las muelas los restos de comida con un palillo, gritando, haciendo rollos con la servilleta de papel, sonándose en la mesa, escondiendo lo que masticó en el cachete interno como un hámster, sorbiendo los líquidos o dejando los cubiertos separados al terminar. Si de tolerancia estamos hablando, empecemos por ser conscientes de cómo nos comportamos antes de rechazar de forma implacable a seres que muchas veces demuestran tener mejores modales que nosotros. Gracias a @bohemiarestaurante por recibirnos con tanta amabilidad. No solo me ubicaron en una hermosa terraza con mi perra, sino que la consintieron con afecto y le sirvieron agua mientras comía su concentrado de mi mano porque estaba partida del hambre. Lo importante es que nadie pudo dañarnos la tarde porque estando juntas somos felices y a la piscina fuimos a dar. Entrada la noche intenté explicarle a Mariposa lo que había sucedido porque la noté bastante apagada ante tanta insensibilidad, sin embargo con sus ojos me dijo que no me desgastara exponiéndole un sartal de justificaciones innecesarias, al fin y al cabo ella sí sabe lo animales que somos los humanos.

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