Más de lo mismo: Las propuestas televisivas para el 2015
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Más de lo mismo: Las propuestas televisivas para el 2015

Con su peculiar estilo nuestra columnista Pink Sauce analiza las propuestas televisivas del Canal Caracol y el Canal RCN para el 2015.

Con este desolador titular me gustaría dar una visión crítica a los proyectos que tienen Caracol y RCN para el año venidero. Tal como lo esbocé en la columna pasada, uno y otro canal obedecen a dinámicas distintas, en las que los de la Floresta siguen viviendo del rédito de unos resultados favorables de audiencia, mientras los de Las Américas tratan de salvar los muebles de alguna manera.

2014 terminará con el anunciado alargue en Niche, que lidera pero no gusta ni a críticos ni a televidentes; con el socorrido Festival Internacional del Humor, que le sirve a Caracol para rellenar horas de programación con contenido de discutible calidad, porque ya RCN ni los despeina. Debe tener más rating hasta Señal Institucional que Secretos del paraíso, Un sueño llamado salsa, El Laberinto de Alicia o Rastros de Mentiras.

Para el 2015, seguimos con el mismo menú de los últimos años: Bionovelas (Celia, 26 de mayo, Lady, la vendedora de rosas o la de la Santa Laura Montoya), refritos extranjeros o propios (Dulce amor, Sala de emergencia, Azúcar), narconovelas (El señor de los cielos, la ruta blanca, En la boca del lobo) y enésimas temporadas de realities (Ya anunció Caracol que adelantará La Voz Kids y RCN hará lo propio con Masterchef en enero y se vienen en capilla Factor Xs, muy probablemente otro Desafío, Colombia´s Next Top Model 3 y hasta The face Colombia, Tu cara me suena, La Pista 2 o Protagonistas de nuestra tele, la revancha podrían salir del anaquel).

En esencia, poco o nada nuevo tendrá el televidente para escoger: Seguir con historias rocambolescas pseudo basadas en la vida de alguien; plomo a raudales en la diezmillonésima historia del narcotraficante idealizado como personaje televisivo redituable; y ver como la era gloriosa de libretistas como Bernardo Romero Pereiro o Mónica Agudelo culminó en sus respectivas tumbas, pues ahora la opción es refritar y refritar lo que en otras partes o en otro tiempo pegó, así sean los eternos culebrones argentinos o las mal avenidas series gringas que metemos a los empujones en horarios y frecuencias de telenovela criolla.

Uno ya se lamenta que la era de producciones bien logradas como Café, con aroma de mujer (1994-1995) o Pecados Capitales (2002-2004) le de paso a concursos donde el mérito para ganar venga de quien despierte más lástima o que los jurados del concurso se mechoneen entre ellos. Respetar al televidente va más allá que no trastearle los horarios de las producciones, es también darle contenidos de calidad; pero de eso, en 2015 no parece que haya mucha. Poco pan y mal circo es lo que nos espera.